viernes, 19 de enero de 2018

Mazinger Z Infinity

A finales de la década de los 70 se estrenaba en España el anime "Mazinger Z", que se había estrenado en Japón en 1972, e inmediatamente se convirtió en una serie de referencia que encandiló a los jóvenes espectadores y se convirtió en un fenómeno pop que marcó a toda una generación, fascinada por las luchas entre colosos mecánicos y la sexualidad latente en unos dibujos animados en que los pechos femeninos se convertían en arma arrojadiza. Aún hoy muchos recordamos las frases asociadas a los numerosos comandos de ataque de los robots y el tema principal - junto a otros míticos como los de "Comando G" y "Ulises 31" - de la mítica serie basada en el manga de Go Nagai, que en la versión original estaba interpretado por Ichiro Mizuki y en la española contaba con la voz de Alfredo Garrido. Han pasado ya 45 años desde el nacimiento de Mazinger  (40 desde su estreno en España) y la animación japonesa ha evolucionado mucho desde entonces, de modo que el tono y la temática de aquella serie han quedado muchas veces superados por otras series y películas míticas, como "Akira" (1988), el ciberpunk de "Ghost in the Shell" u otras visiones de la temática mecha, como en "Neon Genesis Evangelion" o "Code Geass", entre otros, pero el caso es que pocos de los que vivimos las aventuras del robot Mazinger y de su piloto Koji Kabuto les hemos olvidado, por lo que no cabe más que recibir con los brazos abiertos esta nueva película de Mazinger Z que se alza como un verdadero canto de amor a la serie y a sus personajes y como un ejercicio de nostalgia sin paliativos, en el que el director Junji Shimizu ha apostado por ser completamente fiel al estilo y a la animación de entonces.


La trama de la película se sitúa diez años después del final de la serie, tras los cuales la sociedad vive en un remanso de paz propiciado por el auge de la energía fotónica y Koji y Sayaka se han convertido en científicos retirados de las batallas. Durante sus expediciones Koji halla una gran estructura enterrada bajo el monte Fuji con signos de vida en su interior: se trata de un gigantesco Mazinger cuya mera existencia amenaza con despertar un fenómeno cósmico capaz de poner en peligro la misma supervivencia del universo tal como se conoce, una amenaza que deviene más real cuando inexplicablemente reaparecen el malvado Dr. Infierno y sus secuaces y consiguen dominar al coloso. El antiguo héroe Koji Kabuto debe tomar una decisión sobre su futuro: ¿volverá a pilotar a Mazinger Z para salvar de nuevo a la humanidad?
"Mazinger Z Infinity" es claramente una película concebida y ejecutada para el disfrute incondicional de nostálgicos y seguidores de la serie, aunque no dejará de gustar a los neófitos: tras una breve introducción dirigida más a resituar los hechos que a presentar a los personajes a aquéllos que no les conozcan, el espectador ya ve entrar en acción a Tetsuya Tsurugi a los mandos de Gran Mazinger para defender una de las bases de energía fotónica frente a una horda de bestias mecánicas comandadas por el Barón Ashler, supuestamente muerto/a. La reaparición del intersexual personaje precede por poco a las del Conde Brocken y el terrible Dr. Infierno, también supuestamente muertos, que no tardarán en poner en un brete a los héroes de la franquicia y a la humanidad entera. A partir del propio inicio de la película, pues, las glándulas salivales de todos los fans van a ser estimuladas sin pausa no sólo por la participación en la aventura de todos los queridos protagonistas de las sucesivas series, incluyendo por supuesto a Koji Kabuto y a Sayaka, pero también a su hermano Shiro Kabuto, al mencionado Tetsuya Tsurugi y a su esposa Jun Hono, o a personajes cómicos como Boss y los doctores Sewashi y Nossori, junto a los villanos más odiados ya mencionados, sino también a buena parte de los robots más legendarios - Mazinger obviamente pero también a Gran Mazinger, Venus A, Diana A, Robot Boss... - así como las bestias mecánicas más recordadas: Garada K-7, Doublas M-2, Gelbros J-3, etc... De hecho el director Junji Shimizu ha querido poner toda la carne en el asador y hay lugar para prácticamente todas las bestias a las que se ha opuesto Mazinger.
También la música es un goloso recordatorio de las series desde el mismo momento en que ni más ni menos que Ichiro Mizuki (ahora con 69 años) interpreta el tema de apertura de la película, que es un remake del tema inicial de la serie original cantado entonces por él mismo y que ha sido compuesto por Toshiyuki Watanabe, hijo del compositor de aquél, Michiaki Watanabe.
La acción y el humor propios de las series caracterizan del mismo modo esta película-homenaje que resulta suficientemente interesante y atractiva al incorporar un punto de vista adulto y hasta cierto punto contemporáneo a los personajes que conocíamos como adolescentes y a la nueva historia que están llamados a protagonizar, planteando además una hipótesis plausible para el retorno del Dr. Infierno y sus secuaces basada en la existencia de universos colindantes y dando un propósito a los actos del científico loco.



La película es visualmente muy llamativa y pone de manifiesto la apuesta del director por ser muy fiel al estilo de la serie original: de este modo, uno casi podría decir que está viendo los mismos dibujos animados, aunque los personajes son ahora mayores y en general se ha dado al diseño de los mismos un toque más moderno y con algo más de detalle. Por otra parte, la integración de imágenes cgi también contribuye a elevar el conjunto, aunque chirríe en alguna ocasión aislada. Las escenas de acción se desarrollan sin ninguna duda a mayor gusto del rendido fan, mostrando en las fluidas peleas entre Mazinger y sus enemigos un generoso despliegue de todos los ataques que caracterizaron al titánico robot: los rayos ópticos, los rayos fotónicos, el viento mortal, el misil de pecho, los misiles digitales, las ondas electromagnéticas, los vientos huracanados, el iron cutter o, por supuesto, los puños fuera.
Lo esencial de la animación se ha realizado también respetando el viejo estilo de la serie, utilizando a veces una animación limitada y otras, cuando la acción lo requiere, espectaculares coreografías. Todo contribuye en definitiva a homenajear la serie y una de las obras más reconocidas de Go Nagai.


Lo mejor: poder conocer cómo son nuestros personajes preferidos diez años después y la resolución de la relación entre Koji y Sayaka, a lomos de un argumento pensado para ser mucho más que un mero producto de márketing.
En contra: ciertos elementos setenteros que tan sólo se entienden  en base a las peculiaridades de las relaciones amorosas japonesas chocan con la mentalidad contemporánea y resultan en cierta medida ridículos: en este sentido, sorprende por ejemplo que entre los mejores recuerdos de Jun esté un tortazo que le dio Tetsuya o que la máxima aspiración de Sayaka resida en que Koji le haga un hijo, por muy cómico que sea el planteamiento.

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