jueves, 21 de diciembre de 2017

Ferdinand

Sin ninguna duda la sorpresa de fin de año la da "Ferdinand". Justo al poco tiempo de conocer las noticias sobre la adquisición de 21st Century Fox por parte de Disney, que arrojan una sombra de preocupación sobre el futuro de la división de animación de 20th Century Fox y los estudios Blue Sky, llega a las pantallas españolas esta película de animación que podría ser su último legado, y es indiscutiblemente la mejor película que ha dirigido Carlos Saldanha y la mejor que han producido juntos 20th Century Fox y Blue Sky. El director brasileño ha conseguido firmar un excelente largometraje a partir del breve cuento "The Story of Ferdinand" de Munro Leaf, que fue adaptado primeramente en el corto de Disney "Ferdinand the Bull" en 1938, y que ahora se convierte en una película valiente, tierna y repleta de personajes sólidos y bien caracterizados.


Ferdinand es un toro de lidia amante de las flores y poco amigo de los combates que escapa de la hacienda en la que es criado junto a otros toros y es adoptado por un simpático granjero y por su hija. Sin embargo, su idílica vida cambia cuando, tras sembrar el pánico - muy a su pesar - en un tranquilo pueblo andaluz, es enviado de vuelta a la hacienda donde no quería estar. Pero Ferdinand está decidido a regresar a casa. En el campo de entrenamiento, el bondadoso toro hace numerosos amigos y cambia la vida de aquéllos a quienes conoce. Pero antes de volver a casa sigue habiendo un gran obstáculo que tendrá que superar: Ferdinand tiene que enfrentarse al diestro El Primero en una plaza llena hasta la bandera.
El sencillo mensaje de fondo de la película - el derecho a la no conformidad y a ser fiel a uno mismo - se transmite con fidelidad al cuento original, pero el largometraje de Saldanha sabe ampliarlo y reforzarlo con la introducción de nuevos personajes y una historia más profunda, donde se abordan problemáticas como el bullying, los estereotipos y, también, la crueldad del toreo. En efecto, Ferdinand quiere mantenerse fiel a sí mismo y atenerse en todo momento a su conjunto de valores aunque los demás no le comprendan o quieran imponerle sus propias ideas, y en su actitud es capaz de inspirar a todo el que le rodea, como su historia es capaz de mostrar a los jóvenes espectadores que tienen derecho a ser como deseen frente a las presiones de sus compañeros en el colegio por hacerle ser de otra manera o por ser como son, pero también a la hora de enfrentarse a un mundo adulto menos protector y más competitivo donde aparentemente sólo puede triunfar cierto tipo de persona. En el mensaje de la película hay una llamada a la tolerancia frente al diferente y una defensa del pacifismo y la objeción de conciencia ... y también una visión certera sobre el denominado "arte taurino": aunque el tema principal de la película no es la lucha antitaurina, lo que hace es mostrar la tauromaquia desde el punto de vista de los animales y poner en evidencia que para ellos no es un buen negocio, aunque para muchos de ellos inicialmente se presente como una oportunidad de mostrar su bravura. Aunque la película evita moralinas antitaurinas demasiado manifiestas - y en este sentido, rehúye mostrar escenas cruentas (por otra parte poco indicadas en una película que pretende entretener principalmente al público infantil) y caracterizar a los toreros como seres malvados - es fácil entender la evidente crueldad del toreo, que la película tiene la valentía de equiparar al matadero, instalaciones que por lo demás también se presentan con suficiente potencia visual como para sentirse próximo a las razones del veganismo.



Carlos Saldanha firma una realización de nota en la que se ha hecho destacar la elección de actores y actrices de la versión original, pero que también sobresale por haber sabido construir a partir de un pequeño cuento una historia más profunda que lo complementa con una explosiva combinación de acción vibrante en la que no faltan giros muy bien pensados, personajes con encanto y mucho corazón. Contra lo que suele ocurrir muchas veces en que concurren multitud de personajes, en esta película, que incluye a personajes que no están en el libro, todos y cada uno aportan solidez y su grano de arena a una aventura en la que no sobra ninguno: los toros que acompañan a Ferdinand desde su infancia son la otra cara de la moneda, el resultado de no aceptarse como realmente se quiere ser, y ofrecen unas caracterizaciones que retrotraen a los clásicos personajes de "El Mago de Oz", desde Valiente, un bravo toro sin corazón, pasando por Guapo, a cuya belleza no acompaña el valor, y Huesos, un toro muy hábil pero sin fuerza (tampoco para defender a sus amigos, aunque luego será el primero en defender a Ferdinand). La cabra Lupe es otro genial hallazgo: una cabra alocada y cariñosa que está destinada a relajar a los toros pero que en realidad es amante de la acción, y que añade magistralmente ligereza cómica a la película. Y junto a ellos otros personajes encantadores como Angus, el toro escocés, el aparentemente imperturbable Máquina, o los erizos Una, Dos y Cuatro (no preguntéis qué pasó con Tres).
Hay personajes humanos que también son excepcionales: entre ellos destaca desde luego el altivo torero El Primero, genial tanto en su diseño como en su animación, y que sin ser malvado encarna mejor que nadie los estereotipos que llevan a los toros de lidia al ruedo. Destacable también la caricaturesca caracterización de la fràgil anciana de la tienda de porcelana donde Ferdinand no puede evitar romper algunos platos.
Como el libro, la película está ambientada en lugares de España que la película recrea con colorido, fidelidad arquitectónica y con un excepcional juego de luces y sombras. La granja donde Ferdinand encuentra la felicidad con la joven Nina y su padre está inspirada en la malagueña ciudad de Ronda, la hacienda donde se cría en Sevilla, y la plaza de toros reinventa la Plaza de Toros de las Ventas en Madrid, que en alguna secuencia recuerda a la película "Espartaco" y parece evocar la entrada a un circo de gladiadores. Los paisajes del sur de España, su flora y su fauna están magníficamente replicados e iluminados.


También el nivel de la animación es brutal: no sólo en la interpretación de los personajes y la estudiada recreación de los movimientos de cada uno de los animales, sino que además los artistas de Blue Sky exhiben una animación meticulosa en cada detalle, hasta llegar a animar las flores y las briznas de hierba del campo acariciadas por la brisa. Asimismo, como ya venía siendo marca de la casa en las últimas producciones, pero aquí se revela magistralmente, se demuestra un uso del lenguaje propio del cartoon y un dominio del slapstick que además de divertir no desentona en absoluto. Son impagables la secuencia en la tienda de porcelanas, con esos platos que tiemblan y se apartan ante Ferdinand; toda la animación de Lupe y del mismo Ferdinand; y divertidísimo el duelo de baile con los caballos pijos Klaus, Hans y Greta.
Una genial película familiar para cerrar el año.

Lo mejor: tiene todo lo que una película familiar debe tener: buenos personajes, emoción, humor, suspense y acción vibrante.
En contra: no se moja definitivamente en la cuestión de los espectáculos taurinos, con lo que a pesar de sus buenas intenciones puede dejar insatisfechos tanto a los pro-taurinos como a los anti-taurinos más acérrimos.

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